miércoles, 8 de octubre de 2008

"Y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años"



Lo prometido es deuda, todavía recuerdo aquella noche en un bar, tomándonos una cerveza y brindando por el amor y sus fracasos (y por tu viaje, claro) tratando de inventar el final de cada historia. Te quiero amiga! Es para vos... sabrás reconocerte...

Lo esperó sentada, tejiendo sueños inciertos sobre la base de coincidencias virtuales, lo esperó tranquila, paciente, y siguió esperándolo... lo esperó a la luz de la luna, lo esperó bajo la lluvia, lo esperó a la sombra, lo esperó también ese día que nunca apareció, ese día que los Sauces, comletamente deshojados, empezaron a llorar las notas más tristes que alguien hubiese oído... y siguió esperándolo. Él simplemente se había quedado dormido, agotado por el terrible día había cerrado sus ojos para descansar unos minutos y sin darse cuenta quedó sumido en el más profundo de los sueños; así, mientras dormía, pasaron las horas, pasaron los días, ls flores se marchitaron, las calles se cubrieron de hojas secas, los árboles pasaron de un marrón intenso a un verde radiante, pasaron las modas, pasaron los amigos, pasaron las visitas, pasaron los vecinos, pasaron las estaciones, y volvieron a pasar, pasron los autos, pasaron los amores, y también los desamores, pasaron las lluvias, pasaron las noches, pasaron los cumpleaños, pasaron las hormigas, pasaron los estrenos de cine, y como aquella vez, él seguía durmiendo, pasaron y más pasaron... ¿y ella? ella también pasó, había ido en busca de su gran casualidad, sin saber que ésta estaba esperandola desde hacía tiempo. Cuando despertó corrió a la plaza, sin pensar en nada, y se sentó en la fuente a esperar, y simplemente esperó, una brisa suave, con olor a pasado, a otra vida, lo envolvió y lo cubrió con los hilos de algún antiguo tejido ahora deshecho, un ruido extraño lo devolvió a la realidad, para cuando reaccionó, el tren que acababa de pasar frente a él no era más que una miniatura que se perdía en la lejanía, sólo quedaban los ecos ya casi imperceptibles de un silbido practicamente extinto.