jueves, 4 de septiembre de 2008

Según pasan las horas


Cuando la luz se transforma en profunda oscuridad,
Cuando el ruido llama al silencio,
Cuando la realidad reaparece, con más fuerza y más verdadera que nunca,
Y se queda ahí, frente a mí, obligándome a mirarla, a sentirla,
La tristeza nuevamente me invade,
Tristeza que se mezcla con bronca, con melancolía…
Miro la ventana, afuera está lloviendo,
Saco la cabeza en busca del agua purificadora,
Las lágrimas, que descienden lentamente por mi rostro,
Adquieren rapidez al mezclarse con las gotas de lluvia
Y todas se vuelven una y van a dar en el suelo.
Uno a uno se suceden los minutos, y se funden en horas interminables,
Que, a cada instante, se vuelven más perceptibles,
Pues, el estruendoso TIC-TAC retumba imborrable en lo más profundo de mi ser.
TIC-TAC, TIC-TAC, una onomatopeya infinita que se repite sin cesar,
TIC-TAC, TIC-TAC, sólo para recordarme que la realidad es poderosa,
TIC-TAC, TIC-TAC, que el ayer sigue ahí,
TIC-TAC, TIC-TAC, que el pasado es parte de la vida y de quiénes somos,
TIC-TAC, TIC-TAC…
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo,
Grito con todas mis fuerzas,
Mi puño cerrado se eleva, firme y seguro,
Y trueca, de un solo golpe, la noche en silencio absoluto
La sonrisa que se dibuja en mi rostro
Intercepta las lágrimas que se pierden en las comisuras,
Entonces cierro los ojos y vuelvo a dormir.





MELINA (diciembre 2007)

Destiempo


Salió de su casa en busca de calor humano, alguien que quisiese escucharlo y con quién pudiese charlar. Miró a todos lados, buscó en todas direcciones, pero no vio a nadie, simplemente miles y miles de personas sin rostros, marchando todas a un mismo tiempo; tiempo que no se correspondía con el suyo. Un grito desgarrado se desprendió de lo más profundo de su ser pero nada pasó, nadie volteó su cabeza, nadie cesó en su andar, nada cambió; como un estruendo que va a dar un país de sordos.
Estaba desesperado, no sabía qué hacer, cómo detener esa maldita realidad que estaba absorbiéndolo, como a todos los demás, atrayéndolo a ese vórtice gigantesco de monotonía, de rutina.
Corre desesperado, le aterra la idea de volverse simplemente una cuadrícula, pasando, de ese modo, a formar parte de aquel interminable ajedrez humano. No quiere pertenecer a ese mundo y llora, llora a la vez que da fuertes alaridos pidiendo auxilio. La gente pasa a su lado pero nadie se detiene, van demasiado preocupados como para notar que, en medio de la ancha vereda, se halla parado un hombre, luchando para no ser como ellos, como todos, como ninguno.
Miles y miles de personas van y vienen a toda velocidad, se trata de pequeños mundos, mundos aislados; él lo nota y la desesperación crece. Mientras tanto, la gente camina y continúa haciéndolo durante horas. Se trata de una operación automática, inconsciente: primero un pie, luego el otro; tan simple como eso. La operación termina para volver a comenzar y repetirse una y otra vez. La mirada siempre al frente. Ninguno sabe lo que sucede a sus costados.
Ya no lo soporta, no puede soportarlo, no quiere soportarlo, su mano derecha, resuelta, se introduce en el interior del saco y busca la pistola. Lentamente y sin perder la calma empieza a sacarla, está seguro de lo que desea, completamente seguro. Eleva la pistola y, cuando ésta se encuentra justo en la sien, aprieta fuertemente el gatillo dejando ver su mejor sonrisa, un hilo de libertad se desprende con el último suspiro y el cuerpo se desploma en el pavimento. Un hombre alto, con sobretodo marrón, sombrero negro, y un pequeño maletín en la mano tropieza con el cuerpo, protesta por aquella porquería que se encuentra en el suelo, obstruyendo el paso y sigue su camino.
Al anochecer, en el noticiero central, un periodista informa que un hombre se quitó la vida en la mañana, en Avenida Vieiras al 700, agregando que se desconoce aun su paradero, lo mismo que los motivos del suicidio। Un hombre alto, con sobretodo marrón, sombrero negro, y un pequeño maletín en la mano exclama -¡qué raro, yo me pasé toda la mañana allí y no vi nada! ¡Pobre hombre, qué lo habrá llevado a tomar una decisión semejante! Es lo que siempre digo,¡cada vez el mundo está peor!


MELINA (agosto 2005)